Por: Agustín Herrera Vegas
Cuando me pidieron que dedicase unas líneas a esta obra me puse a pensar y me dije: “esto no necesita de alguien que sepa escribir, sino de alguien que sepa contar”. No me considero ni un gran recopilador de historias, ni un gran orador, ni mucho menos alguien capaz de entretener.
Sin embargo, haciendo un esfuerzo, y apelando a su buena fe es que empiezo esta historia. Siento necesario aclarar que la tarea no fue sencilla. Fue necesario compilar e-mails y hacer un esfuerzo hercúleo por rememorar cada punto de esta historia que nos une. De todos modos, no puedo negar que sentí mucha satisfacción haciendo este trabajo y agradezco la confianza que me hubieran depositado.