Si bien el trágico presente del Rojo de Avellaneda no llega a compararse al de Descanso, al parecer, sirve de inspiración para quienes quieren aprovecharse del mal momento del equipo. El presidente descansista hace malabares para que cierren los balances, pero la coyuntura del país hizo inevitable trasladar la suba de los costos a los (ya alterados) socios. Los jugadores, por otro lado, tampoco están muy contentos que digamos ya que la gran mayoría tiene sus haberes (?) congelados a valores de 2010 y desde la dirigencia no se han hecho esfuerzos para mejorarlos.
Para rematar toda esta disconformidad sucede que sorprendentemente el plantel no ha cobrado todavía los premios por el ascenso que se logró a mediados del 2013, y al parecer, uno de los ex jugadores del club (para preservar su seguridad lo llamaremos el señor Santiago C. o S. Casey) se contactó con un colega que jugó en el Rojo y se encontraba en una situación similar y le recomendó que embargue las copas (?) del club.
La copa fue retirada de la vitrina de la calle Migueletes por agremiados hasta tanto se solucione la situación
Desde este medio no reprochamos que los jugadores hagan valer sus derechos. Eso sí, que se banque las consecuencias: la hinchada ya pide su cabeza.