El siguiente Manual está dedicado al defensor central en general más que al número 2 (entendiendo como número 2 al central que queda libre, sin marca, independientemente de si el equipo juega en línea o con último hombre). En aquellos casos donde sea necesario hacer referencia al último hombre en particular, se lo indicará oportunamente.
Las siguientes son premisas que un central debería tener en mente:
Desarrollar la capacidad de timing. Que unos tengan más timing que otros a la hora de jugar está explicado, en parte, por la propia naturaleza de cada jugador. Pero otra porción (bastante considerable, por cierto) lo explica la práctica regular y el contacto frecuente con la pelota. En el día a día, el jugador se enfrenta a un sinnúmero de situaciones: que te pica mal la pelota, que llego, que no llego, que a ésta la paro de pecho, que a esta otra la pincho… Eso es timing: tener una clara idea del tiempo, espacio y distancia en un partido de fútbol. A lo que te dio (o no te dio) la naturaleza le podés complementar dos ejercicios: práctica constante y mucha observación sobre cómo se suelen mover los centrales de Primera.
Las siguientes son premisas que un central debería tener en mente:
Desarrollar la capacidad de timing. Que unos tengan más timing que otros a la hora de jugar está explicado, en parte, por la propia naturaleza de cada jugador. Pero otra porción (bastante considerable, por cierto) lo explica la práctica regular y el contacto frecuente con la pelota. En el día a día, el jugador se enfrenta a un sinnúmero de situaciones: que te pica mal la pelota, que llego, que no llego, que a ésta la paro de pecho, que a esta otra la pincho… Eso es timing: tener una clara idea del tiempo, espacio y distancia en un partido de fútbol. A lo que te dio (o no te dio) la naturaleza le podés complementar dos ejercicios: práctica constante y mucha observación sobre cómo se suelen mover los centrales de Primera.
El imán maligno: la pelota. Como central, vas a pasar más tiempo en el centro de la cancha (verticalmente hablando) que en los laterales. Pero en el fútbol, mucho se suele jugar por los laterales, lanzando centros. Que la pelota no sea un imán para vos. En general, el que tiene más chances de meter el gol es el delantero (que es tu marca) y no la pelota lanzada como centro. Ergo, no te quedes mirando a ver cómo será lanzada la pelota desde el costado, perdiendo de vista tu marca. Con un segundo que el 9 te saque, estás frito. Que no sea un imán la pelota. Que no sea un imán. Mirá la marca y taladrale los oídos a tus compañeros: "miren su marca, no la pelota. Miren su marca, no la pelota". En los córners o tiros libres, existe una receta para sentirse más seguro: siempre tocá a tu marca, vaya donde vaya. No lo agarres, tocalo, asegurate que está ahí, al lado tuyo. Además, a tu marca le jode mucho, se siente incómodo. Pero recordá, sobre todas las cosas: que la pelota no te engañe.
Defender atacando, defender defendiendo. Esto, más que una premisa, es un hecho, una característica de cada uno. Hay defensores que suelen ir a “atacar” a su marca, a morderlo, a comérselo; otros, prefieren esperarlo, ver qué hace, llevarlo para donde uno quiere, cocinarlo a fuego lento y luego, sí, quitarle la pelota. En el primer caso, tenemos a los Otamendi, a los Milito, a los Alessandro Nesta, a los Iván Córdoba; todos ellos son defensores muy valorados por el mercado, porque además de tener una gran condición física (de otra manera, perderían en cada “ataque”), resaltan más a los ojos del espectador. En el segundo grupo tenemos jugadores más de las características de Fernando Hierro, pero se puede decir que la mayoría de los centrales son así. De todo esto, algo podemos aprender: observate, fijate cuánto ganás y cuánto perdés, definite como "central que defiende atacando" o "central que defiende defendiendo", y desarrollá esa capacidad a full: si atacás, empezá a morder en todas las jugadas (vas a ir agarrando confianza y mucha fuerza); si defendés, vas a ir llevando a tu marca a la cueva, adonde vos quieras, transformándote en un defensor inteligente. Sumale timing y, ya sea que ataques a tu marca o que defiendas, te vas a tornar impasable.
Conocé a tu marca. no concibo aquellos jugadores que en 5 minutos no son capaces de descifrar cómo juega tu adversario. Y si se trata de un defensor, peor aun. En instantes, uno debería estar capacitado para saber si es zurdo o derecho, si gambetea o no se anima, si le gusta encarar para adentro o para afuera. Es vital desarrollar esta capacidad porque te permite adquirir mayor control sobre las jugadas: dependiendo de que sea zurdo o derecho, te posicionarás para que no pueda salir o patear con esa pierna; de ser un atacante rápido, te pararás 30 cm más atrás, para impedirle ganar en velocidad; si ves que le gusta el arco, te parás más cerquita, impidiendo que saque el misil con su pierna hábil.
Primero lo primero. Y lo primero es defender. Y defender significa impedir que tu marca pase, pero también jugar simple sin comprometer la salida. Olvidate de agarrar la lanza e ir para adelante, olvidate de meter pases-gol. Olvidate en serio, no es tu función. Esas cosas, eventualmente, llegan solas. Lucio es Lucio, y agarra la lanza y mete goles porque agarró confianza defendiendo y no intentando esas cosas sistemáticamente.